MPR



Corren tiempos de grandes definiciones. La sociedad se polariza en torno a proyectos de país que se van haciendo antagónicos. La reacción se desgarra las vestiduras intentando impedir la profundización necesaria del proceso político abierto el 25 de mayo de 2003.
No son tiempos para tibios, ni para acomodaticios.
Es la hora de la política, la hora de la militancia. Estos tiempos parieron al MOVIMIENTO PERONISTA REVOLUCIONARIO.
El MPR nace con la clara vocación de contribuir a la liberación de la Patria. No nacimos de gajo. Abrevamos en la más pura experiencia transformadora de nuestro Pueblo en su larga marcha hacia la conquista de la justicia social, la independencia económica y la soberanía política.
Somos la lanza que resistió al conquistador y Bartolomé de las Casas denunciando a los encomenderos; Mariano Moreno elaborando su plan de operaciones y las milicias populares orilleras que se habían formado durante las Invasiones Inglesas y que sostuvieron la Revolución de Mayo. 
Somos los negros conquistando su libertad en el ejército independentista y el sable de San Martín y Bolívar en las batallas por la libertad de la Patria Grande.
Somos la tacuara de la montonera federal y la defensa de la dignidad nacional de Rosas frente a la prepotencia de Francia e Inglaterra. Somos la barbarie sarmientina, el gaucho Martín Fierro, perseguido en función de los intereses oligárquicos y también el malón como estrategia de lucha de los pueblos originarios contra la civilización blanca impuesta.
Fuimos los anarquistas y socialistas que, escapando de la represión europea, vienen a fortalecer la creación de los primeros sindicatos y peleamos con las banderas democráticas del radicalismo yrigoyenista contra el régimen falaz y descreído.
Somos los cabecitas negras que encuentran en el Coronel Juan Perón la causa de su dignidad y hace el 17 de Octubre. Nos encendimos con Evita, la llama revolucionaria del peronismo.
También fuimos golpeados, encarcelados, torturados, fusilados, exiliados, proscriptos y hasta desaparecidos.
Nos sentimos viento de resistencia en el 55 y también en los 90; supimos defender derechos con armas en la mano contra la prepotencia de la dictadura.
Disfrutamos la fiesta del retorno del General y la primavera camporista como la juventud maravillosa.
Cuando la Patria se manchó de sangre, fuimos el pañuelo blanco del coraje de las Madres.
Fuimos algunos entre los millones que escribieron el epitafio de la larga noche del neoliberalismo instaurada por la dictadura de Videla y Martínez de Hoz (que se llevó a 30.000 de nuestros mejores compañeros), que se extendió lamentablemente también en la democracia condicionada y que empezó a acabar junto a la lucha de todo un pueblo coronada con la pueblada del 20 de diciembre de 2001. Y hoy volvimos a llenarnos de sueños y esperanzas con el avance popular junto a Kirchner y Cristina.
El MPR nace con la convicción que una fuerza política no tiene sentido si no tiene una estrategia de poder. Para no ser un rejuntado que responde a intereses de un individuo o un puñado de dirigentes es preciso que cualquier fuerza tenga un horizonte estratégico, un sentido de su práctica, una explicitación de sus valores y un esbozo de su programa político.
Pensar las banderas que enarbola una fuerza no es fruto de la imaginación, sino del análisis concreto de la situación concreta. Configurar un programa, una enunciación de valores y sentidos no son una operación de gabinete de intelectuales, sino producto de la práctica de hombres y mujeres, que arraigados en las luchas de su Pueblo, sienten la necesidad de establecer horizontes que van mucho más allá de los caminos posibles. Lo imposible sólo tarda un poco más, pero lo imposible se construye sólo con la voluntad de un Pueblo organizado.
Estos 29 puntos que siguen a continuación son fruto de la discusión política de los militantes que, reconociéndonos en la tradición política del peronismo revolucionario, decidimos fundar el MPR y llevar – junto a millones de argentinos y argentinas patriotas- la bandera de Evita hacia la tan ansiada victoria.
Muchos de estos puntos se transformaron a lo largo de nuestra militancia en lemas y consignas que expresamos en nuestros documentos de análisis o plasmamos en las paredes de nuestros barrios. 
Estos puntos son un aporte a la discusión con todos los grupos, organizaciones, movimientos y sujetos políticos con los que aspiramos a conformar todos juntos la tendencia revolucionaria de este proceso que se inicio el 25 de mayo de 2003.
Decidimos ponerlos en blanco sobre negro para facilitar el debate, siguiendo la tradición de escribirlos como los estatutos forjistas en la década infame, las veinte verdades del peronismo originario, los programas de La Falda y Huerta Grande del movimiento obrero, los 21 puntos del PR y los 26 puntos de la CGT en los 80 y tantos otros programas que produjo la militancia organizada. 
Nos nutrimos del pensamiento nacional y popular. Cooke, Jauretche, Scalabrini Ortiz, Hernández Arregui, Puigross, Walsh, Galasso y tantos otros productores de sentido -de los que nuestra formación es tributaria- acudieron en nuestra ayuda para redactar estos puntos.
En este año del Bicentenario, el MPR quiere recoger las banderas revolucionarias de todos aquellos que dieron su vida por la Patria.
Porque no pudieron apagar tanto fuego, ni cuando asesinaron en alta mar a Moreno, ni cuando arrojaban desde los vuelos de la muerte a nuestros compañeros desaparecidos, ni cuando las balas asesinas del puente se llevaron las vidas de Maxi y Darío…
Somos como el fuego. Y como decía el gaucho Martín Fierro “el fuego pa calentar debe ir siempre por abajo”. Por eso construimos nuestra fuerza en los más humildes, allí anida la esperanza de una Patria digna. 
Somos como el agua. Porque cuando el movimiento nacional y popular deja de estar de rodillas, a los enemigos – que antes veía como gigantes- los arrolla con su torrente, arrastrando piedras y barro en su lecho, hasta que este junta las fuerzas para contener e impedir nuestros sueños, tratando de hacer imposible la vida en nuestra tierra.
Pero el Pueblo es – enseñaba el General- agua, que siempre pasa, y ocurre como las olas del mar que parece que se va pero siempre están volviendo…

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